Editorial

resulta complejo entender un conflicto entre estados que alguna vez fueron uno solo, el miedo, las diferencias, las agresiones y amenazas, han llevado a Venezuela y Colombia a tener una divergencia que ha comenzado a preocupar no nada más a América Latina si no a toda la sociedad global. En donde un movimiento de liberación nacional se ha convertido en terrorismo, privando de su libertad a ciudadanos, en donde emergen las relaciones con el narcotráfico y el miedo a la invasión extranjera por la alta producción de hidrocarburos en el área, han llevado a que se tomen acciones de carácter hostíl.
Donde queda el sentido de la diplomacia y el de mantener una unión para sobresalir a tal conflicto, ya que lo único que se ha logrado es el hacer más estrecha la relación entre ambas economías, dejando a un lado a la sociedad colombo-venezolana y realmente el de responder a sus necesidades principales. en donde estos dos regentes, solo se han preocupado por la difamación de su contrario atreves del protagonismo alejando del conocimiento a toda la sociedad del verdadero trasfondo político en donde se puede comprobar, el excesivo aumento de su armamento y la desintegración de un intercambio comercial que se ha construido durante siglos.
La población hermana pide por la resolución de esta situación, ya que estos dos estados siempre han ido de la mano en carácter de estabilidad económica, gracias a las importaciones de insumos y materia prima que desarrollan estas Republicas.
Al final sólo queda el egoísmo de Chávez con mantener su propia revolución y el de Uribe el de mantener buenas relaciones con el exterior. ¿Qué tanto afectara a sus países vecinos esta relación fragmentada?
Sólo podemos decir que “Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos”. Martin Luther Kin